La reciente ley del Congreso que restablece la bicameralidad ha regresado la polémica sobre este sistema parlamentario. El Perú ha tenido una larga tradición bicameral desde la Constitución de 1828 hasta su interrupción en 1992 con el golpe de Alberto Fujimori, cuando se implementó por una determinada coyuntura política el sistema unicameral existente hasta nuestros días. Dos cámaras es lo que hay en la gran mayoría de países democráticos desarrollados del mundo, siendo la unicameralidad la excepción.
Lamentablemente la ley aprobada tiene algunos defectos en cuanto a la elección y las funciones propias de cada cámara. Creemos por ello que deben reformarse algunos aspectos puntuales para evitar problemas posteriores que enturbien el buen propósito de esta reforma constitucional… tiempo hay. Es importante recalcar que ambas cámaras cumplen labores diferentes, por tanto su elección y conformación también debieran ser diferentes.
Las cámaras bajas (diputados) por lo general son más políticas y de gente más joven, representan a las provincias o regiones, debieran por tanto ser más operativas, encargándose de la formulación de leyes ordinarias y de control político. Las cámaras altas (senadores) son por lo general más reflexivas (con gente mayor y más cuajada) y debieran ser elegidas nacionalmente; se encargan históricamente del nombramiento de altas autoridades, ratificaciones de funcionarios, operando como segunda instancia en los procesos de control político y de leyes orgánicas o de revisión de leyes ordinarias.
Nos parece acertada la disposición que establece que para acceder al Senado se requiere de 45 años de edad como mínimo, más no la que determina que también se pueda acceder por haber sido congresista no importando la edad, tuerce el espíritu reflexivo que dan los años de vida.
Sobre la promulgación de leyes, hay cierto enredo en cuanto a la potestad de cada cámara para las iniciativas y revisiones. Clarificar ello es un imperativo. Por lo demás, no necesitamos más leyes, mientras más elaboradas las leyes y de más difícil promulgación mejor. Sobre el número de parlamentarios, el Perú es un país subrepresentado. En 1992 éramos 22 millones y había 240 parlamentarios, hoy somos 34 millones y tenemos 130 congresistas y vamos a tener 190… sigue siendo poco el ratio habitante/parlamentario, contra la corriente mundial. La poca representatividad conlleva a una peligrosa concentración de poder y además a una escasa comunicación elector-congresista.
Finalmente, la campaña caviar para desprestigiar a los Congresos ha sido sostenida –exitosa a toda luces– y obedece a la fuerte presión de ONG progres que quieren reemplazar a la voluntad popular que proviene de votaciones universales y libres por argollas que se arrogan la representación de una fantasmal “sociedad civil”. Demás está decir que la calidad de congresistas no va estar dada por el sistema unicameral o bicameral, quede claro ello.