1. Ahora resulta que la discusión para algunos es quienes son periodistas. De acuerdo a la valoración de la argolla progre-caviar se es periodista de acuerdo a la coyuntura que ellos – en su paraíso de inexistente superioridad moral– puedan aprobar. Así, estos autoproclamados árbitros de la realidad nacional pueden establecer –cual supremos intérpretes de todo lo divino y terrenal– quién tiene la condición de periodista y quién no. Son ellos los que decidirán –para variar– este tema desde su insufrible pedestal, aplicando el usual doble estándar moral al que nos tienen acostumbrados. Farsantes.
2. El Congreso puede –y debe– acusar constitucionalmente a los miembros de la Junta Nacional de Justicia (ya renunció uno). Una entidad politizada y sesgada que decide selectivamente quién puede seguir administrando justicia. Y lo peor, la judicatura no solo no ha mejorado un ápice, sino ha empeorado desde que se creó una institución (fina cortesía del cuestionado ex presidente Vizcarra, dicho sea de paso) que solo sirve a los intereses de quienes pretenden continuar manejando a su regalado antojo la justicia en el país.
Así, fueron sumamente expeditivos para suspender a la fiscal Patricia Benavides en un proceso exprés basado en unos cuestionables chats de un oscuro asesor a quien la policía le arrebató su celular, quebrando de esta manera la cadena de custodia de un elemento clave para la probanza de la comisión de un delito. Sin embargo, esos mismos chats no sirvieron para sancionar a otros fiscales –también mencionados por ese mismo asesor– sindicados por reprobables conductas en evidente connivencia con un conocido activista/periodista dueño de una poderosa ONG. Otra vez, el doble rasero moral.
3. Finalmente el “affaire Paolo Guerrero” y su hasta ahora frustrada incorporación al club Cesar Vallejo –propiedad del plagiario gobernador Cesar Acuña– demuestra lo farsesco de nuestra alicaída liga de fútbol, de hecho una de las peores del continente y hoy en el centro de la polémica por la negativa del jugador a incorporarse a dicho club con sede en la ciudad de Trujillo. Aduce Guerrero –de 40 años de edad, “amparado” por su madre, también “madre de todos los peruanos” (vizcarrista Mávila Huertas dixit): Doña Peta– una supuesta amenaza de criminales en una región signada por delincuencia y gobernada por…el mismo Acuña ¿Qué, recién se dio cuenta de lo que viven los trujillanos (y peruanos) día a día?
Y para completar esta ópera bufa, el inefable gobierno de la otra “madre de todos los peruanos”, la presidenta Dina Boluarte, dispuso arbitrariamente seguridad extra para “el capitán de todos los peruanos” (Paolo); luego darían marcha atrás en ese despropósito que solo muestra lo perdido que anda el gobierno en materia de inseguridad ciudadana, el principal problema que agobia al país sin duda… y donde no da pie con bola.