Olvidémonos por un instante de los procesados. Es inaudito y kafkiano que una audiencia de prisión preventiva dure días de días en el que se ven temas de fondo, cuando de lo que se trata principalmente una diligencia preparatoria y de garantía procesal es una donde el justiciable sea un sujeto peligroso, no obstaculice la justicia, no pruebe arraigo en todo sentido y tenga la posibilidad de esconderse o fugarse para dictar esa medida altamente gravosa. Una audiencia que debería ser expeditiva y rápida se convierte en una parodia de juicio con pseudo acusaciones y fogosos alegatos. Ya ni ocuparse de los famosos “controles de acusaciones” que duran meses o de los verdaderos juicios orales (si llegan a instalarse) que se prolongan por años… si no décadas.