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UN CIRCO SIN GRACIA

1. Si Pablo Escobar acusa de mafioso a Joaquín Guzmán “El Chapo” ¿de qué se trata el tema? Bueno, algo así vivimos anoche cuando en una ridícula conferencia de prensa absolutamente surrealista, el senil y atrabiliario premier Aníbal Torres acompañado de los felpudos Salas, Chero, etc.etc. acusaron a Acuña y a su clan de mafiosos, indicando que habían cometido el delito de tráfico de influencias (algo que por cierto no se ha dado). En todo caso ¿con que autoridad moral este lumpen de gente pide cualquier cosa?

2. La palabrita mágica que ahora está de moda: nos sometemos a las investigaciones… «que investiguen» dicen muy orondos y sueltos de huesos estos sinvergüenzas cuando están en el poder y son atrapados con las manos en la masa cometiendo todo tipo de delitos… y con pruebas más que evidentes de sus fechorías. Obviamente cuando después de recurrir a esta novísima “estrategia” de defensa y su situación se hace insostenible, primero niegan todo, se victimizan y luego huyen.

3. No señor presidente y su abogado, no nos hacen ningún favor acudiendo a la fiscalía a rendir cuentas de las ¡seis investigaciones! en curso que tiene, hecho inédito en la historia republicana para un presidente en ejercicio. Por lo demás, está claramente establecido que es deber de todo peruano (incluido el mandatario por cierto) el responder a la justicia cuando se es emplazado.

4. Regresando al punto 1. Acuña es tan sinvergüenza, corrupto, cínico y mañoso como Castillo. Ayer nomás eran compinches de alma y el dueño de la universidad -que da títulos como cancha- no solo apañaba la tesis trucha de Castillo y su esposa, sino se reunía con la abogada antiminera y expremier de este régimen, la roja Mirtha Vásquez a escondidas ¿O ya nos olvidamos de esas imágenes? Así que a otro perro con ese hueso.

5. ¿Sacar a Lady Camones de la presidencia del Congreso soluciona algo? Creo que no. El parlamento tiene que abocarse a botar a Boluarte y Castillo (en ese orden), para luego a las corruptas autoridades electorales y así convocar a unas nuevas elecciones, sino seguiremos en este patético circo sin gracia en el que se ha convertido nuestro país.