Todo es un enredo en el Perú. A ver, tratemos de entender la pelea de pulpos que existe en la justicia en el país. Ahora resulta que la Junta Nacional de Justicia ha ratificado a Cesar San Martin, Víctor Prado Saldarriaga y Jorge Salas Arenas (sí, el del JNE) como jueces supremos. Ok hasta ahí todo normal, nada fuera de lo previsto. Sin embargo, resulta que San Martin viene siendo un escollo insalvable para el equipo especial de la fiscalía, pues de él -y cuatro magistrados más- depende una casación que se va a ver en la Corte Suprema en el caso Humala-Heredia que de resultar favorable para la pareja presidencial, terminaría por favorecer también -paradójicamente- a Keiko, PPK y cuanto político de cualquier tendencia política hubo que recibió dinero para una campaña presidencial al considerar que tal hecho (recepción de fondos para una campaña política) no constituiría delito de lavado de activos (algo que siempre sostuvimos), piedra angular del equipo fiscal del caso Odebrecht para sus investigaciones. Devaneos de una perniciosa judicialización de la política que hace rato venimos criticando y que hoy estallaría como una bomba de tiempo.
Es decir años de años de investigaciones, persecuciones, pasando por carcelerías -y hasta un suicidio- tirados al agua. Como si eso no fuese suficiente, la corrupta multinacional Odebrecht, con quien dicho equipo especial y la procuraduría había pactado un acuerdo de colaboración (dicho sea de paso absolutamente lesivo para los intereses del país), se ha tirado para atrás, decidiendo no colaborar más con la justicia peruana, pese a todo tipo de prebendes y beneficios que recibieron de las autoridades peruanas. Sin lugar a dudas un durísimo revés para los interminables procesos en curso hace ya varios años y que se caerían como un castillo de naipes por la falta de dicha colaboración. Una realidad que podría estar a la vuelta de la esquina. De paso, jamás conocimos los “codinomes” de los beneficiarios de la corrupción de los brasileños. Tampoco se puede descartar la reciente elección del ladrón de Lula en Brasil como un elemento más en esta tragicomedia que resulta todo este asunto.
Solo anotaremos que al ex fiscal de la nación Pedro Chavarri y a varios personajes más que criticaron el tratamiento del caso Odebrecht los hicieron puré, les dijeron de todo, miles de portadas y reportajes los ahogaron hasta hacerlos desaparecer…literalmente. Ahora, todo indica que tenían la razón ¿No fue la frivolidad del gobierno de PPK, la sinvergüencería del taimado de Vizcarra en su funesto mandato, la fantasmal gestión de la fiscal de la nación, la señora Avalos y una gran prensa -no solo venal- sino cómplice los responsables de lo que viene ocurriendo con este tema? Pues bien, ahí lo tienen: bienvenidos a la justicia made in Perú.