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Complices

Sinceramente no se entiende cuál es el cambio de dirección periodística en América TV. Hoy, el programa Cuarto Poder emite un reportaje absolutamente complaciente con respecto al problema minero. Presenta al líder de las últimas protestas como un joven y dinámico profesional un tanto esquivo, pero muy preparado y que defiende las justas demandas de su pueblo; finalmente el reportero nos dice con una voz meliflua que gracias al fructífero dialogo, los comuneros ya “autorizaron” el desbloqueo de la carretera (tremendo “logro”) y que además esta “tregua” permitirá que regrese la paz a la localidad, lo cual hará que regrese el flujo de dinero cada día (gran “noticia”) y colorín colorao el cuento se acabao. Que en ese orden de ideas -palabras más palabras menos- todo fluirá si la empresa y el gobierno aceptan sus demandas (léase: yo, comunero hago lo que me da la gana y si no te gusta te vas).

A ver, los comuneros y sus dirigentes tienen chantajeado no a una o más empresas, sino a todo un país, amedrentando a las mineras y coaccionando a un Estado inútil y cobarde que no conoce lo que es el principio de autoridad. Eso NO es dialogo en ningún lugar del mundo, eso se llama agachar la cabeza y permitir que la violencia de la ultra izquierda se enquiste en cualquier discrepancia que pudiese haber en el futuro (de hecho ya es así hace años y cada vez es peor).

Ya hemos visto cómo quemaron un campamento minero entero, robaron bienes, apalearon a todo aquel que se interponía en su camino y cómo el bloqueo de carreteras (un delito) es una constante. Lo único que uno puede sentir ante una prensa como esa es vergüenza e indignación. Una prensa que no se enfrenta al poder de los grupos violentistas es una prensa cómplice, como ya lo fue en el pasado reciente con el poder de turno.