Honestamente no creo que con marchas saquemos a la mafia de rufianes regionales de última que ha asaltado el poder. La miserable asonada contra Manuel Merino -de cinco días- fue un hecho aislado que me parece casi imposible de repetir; una marcha final -la del sábado 14 de noviembre de 2020- que si bien empezó pacifica, se volvió extremadamente violenta con la participación de las “barras bravas” que se enfrentaron a la policía…y bueno, ya sabemos cómo acabó el cuento. Fuera que todos los canales de la gran prensa pro vizcarrista le dieron una absoluta cobertura 24/7 a la dizque “indignada” protesta de la gaseosa “generación del bicentenario”, unos jovencitos caviarones que hoy al parecer se olvidaron de protestar contra la corrupción, pero la de verdad, esa que dirige el truhan que desgobierna nuestra querida patria.
Ayer asistí a la multitudinaria concentración pacífica convocada para protestar contra Castillo y pude observar mucha gente de todas las edades, pero principalmente gente mayor ¿Dónde estaban los jóvenes? Repito, de pronto no serán con marchas que nos libremos de la sarta de delincuentes rojos encaramados en el poder, pero tenemos todo el derecho del mundo de mostrar nuestra genuina indignación y salir a protestar. Finalmente, triste, vergonzoso además de torpe papel el de las fuerzas del orden… obligadas a defender a unos hampones.
