Han pasado tan solo doce días del fallido GOLPE DE ESTADO del ignorante, hampón y cínico ex presidente Pedro Castillo, su posterior cobarde huida (ya confirmada por su nefasto socio Aníbal Torres) y captura en flagrancia por la policía lo que derivó en su inevitable vacancia por el Congreso a las pocas horas.
Pues bien, los peruanos de buena memoria no podemos dejarnos atarantar por la “narrativa” que los rojos/progres/caviares pretenden imponer sobre estos hechos ocurridos aquel aciago miércoles 7 de diciembre de 2022. Quede meridianamente claro que fueron tales acciones las que detonaron que en todo el país grupos violentistas de la ultraizquierda iniciaran una escalada de ataques terroristas que nos hicieron retroceder por instantes a los terribles años ochentas con el lacerante recuerdo de la subversión que asoló nuestra patria por más de 12 años.
De pronto hoy parecen lejanísimas las gravísimas acusaciones de corrupción a Castillo y su entorno mafioso, lo que precipitó que este indigente mental (hoy felizmente tras las rejas) rompiese el orden constitucional, pero estas imputaciones siguen tan frescas y reales como el apoyo al quiebre de ese mismo orden constitucional apañado por sus aliados aquí y en el exterior, algo que no debemos olvidar nunca.
Demás está decir que las lamentables muertes ocurridas en estos convulsionados días son responsabilidad única y exclusiva de quienes se alzaron en armas contra un régimen democrático, uno que tuvo que apelar a las herramientas constitucionales para defenderse. Ni las FFAA ni la PNP comenzaron a atacar a nadie, tan solo defendieron a la sociedad del vandalismo de estos grupos extremistas que desataron toda su furia criminal bloqueando carreteras, tomando aeropuertos, incendiando locales y aterrorizando a la gente.
Tampoco debemos olvidar la miserable y cómplice actitud de entes como la Defensoría del Pueblo (¡denunciando a la policía!), las mismas ONG caviares de siempre y una serie de personajes que salieron a apoyar a Castillo, atacar al Congreso que lo vacó y alzar su voz de protesta contra las fuerzas del orden cuando estas salieron a defender el Estado de derecho.
Y si bien en esta oportunidad la presidenta Dina Boluarte, con el apoyo de sectores democráticos de la derecha y el centro, viene consolidando el restablecimiento de la ley y el orden en todo el Perú, urge sí que el Congreso se avoque a las inevitables y reclamadas reformas legales y constitucionales para un adelanto de elecciones, sin prisa, pero sin pausa y sobre todo sin las inaceptables amenazas ni condicionamiento de ninguna naturaleza de los grupos de la extrema izquierda que no creen en la democracia. Muy buenas noches.