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LA «JUSTICIA» DE HOY EN EL PERÚ

Nunca nos cansaremos de señalar cómo la argolla progre-caviar sigue controlando el sistema de justicia en nuestra frágil democracia. Si bien es difícil determinar con precisión cuándo fue que esta gente tomó el control y por asalto el Ministerio Público e indirectamente el Poder Judicial, se puede colegir que esta cooptación se hizo más que fuerte y evidente durante el tan corto como nefasto gobierno de Martín Vizcarra (2018-2020). Ya antes, con Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) y Ollanta Humala (2011-2016) e inclusive Alejandro Toledo (2001-2006) se habían gestado las condiciones político-normativas para la consolidación de esta desgracia que el país viene sufriendo.

No hay que ser un genio, ni siquiera un observador promedio, para darse cuenta que a los que integran esta cofradía o a los que gozan de sus favores NO les pasa nada, muy por el contrario, siempre salen bien parados y regresan triunfantes, cuando han sido defenestrados de sus puestos de poder. Muy por el contrario, quienes se atreven a enfrentarlos son expulsados, desterrados, sino vejados por una gran prensa cómplice que algún día tendrá que rendir cuentas por este comportamiento servil y antidemocrático.

Son tan poderosos que incluso pueden darse el lujo de controlar tanto al Tribunal Constitucional como a la Junta Nacional de Justicia cuando estas entidades tienen mayorías simpatizantes de esta tendencia, pero basta que cambie esta conformación (con magistrados ajenos a esta argolla) para que dichas instituciones pierdan influencia y el poder coercitivo que tienen, e inclusive sus integrantes terminen siendo víctimas de los medios afines a la referida cofradía.

Por ejemplo, hoy tenemos a la actual JNJ convertida en ente débil, fantasmal y además con su presidente acosado sin ningún fundamento legal por esa prensa; con una fiscal de la nación que se burla de magistrados que no pueden hacer cumplir una resolución que debía reponer a otra fiscal de la nación a quien la anterior JNJ había sacado arbitrariamente. Una vigilia con unas velitas, bastó para incumplir un mandato de un ente constitucionalmente autónomo…y NO pasó, ni pasa NADA; fuera de la campaña más que evidente contra el TC, también atacado por esos mismos medios al no ser funcional a sus propósitos e intereses.

Fiscales politizados e ineficientes, jueces igual de medrosos y mediocres convertidos muchas veces en mesas de partes de esas fiscalías, cuando les son convenientes a sus intereses. Lo cierto y real es que hoy vivimos una dictadura judicial -la peor de todas las dictaduras- apoyada por medios de prensa que tienen una evidente “hemiplejia moral”, término acuñado por el filósofo y escritor francés Jean-Francois Revel para referirse a la ética que caracteriza al progresismo y la izquierda mundial. Si a eso se le añade la acción de unas muy poderosas ONG y sus activistas y operadores mediáticos, quienes han sido perversamente efectivos, pues tenemos un país donde se cumple el indeseable refrán: para mis amigos todo, para mis enemigos…ni la ley.