A propósito de ideologías trataré de explicar, seguramente sin mucho éxito, la mía. Muchos se sorprenden cuando expreso ser un conservador de derecha y liberal… lo de políticamente incorrecto -como comprenderán- sobran explicaciones. Sostienen algunos que tales tendencias son excluyentes, cuando no lo son para nada o al menos considero no deberían serlo, pese a las aparentes diferencias irreconciliables de conceptos que engloban ambos términos en muchos ámbitos de la vida.
Ahora bien -nos guste o no- existe el eje derecha-izquierda, así como el referido péndulo liberal-conservador, inclusive hay pruebas para determinar qué tan ubicada una persona puede estar en los referidos espacios ideológicos. Sin embargo, esas muestras terminan por esquematizar las posiciones que se tienen sobre aspectos en los que uno no necesariamente tiene que alinearse con tal o cual orientación ideológica expresamente. En el primer eje, me considero de derecha, no hay más…con la izquierda ni a misa. Respecto al segundo eje pasaré a explicar punto por punto mi posición.
En el plano económico, mi posición es liberal (no en el sentido norteamericano que se asocia con un progresismo que rechazo, sino en el sentido clásico europeo), entendiéndolo como uno en el que el individuo prevalece sobre el Estado, el mismo cuya función debe reducirse a actuar en temas netamente imprescindibles para la sociedad e imposibles de llevar a cabo por particulares: defensa nacional, seguridad, orden interno, política monetaria y fiscal.
Un Estado que se limite a regular, supervisar y alentar determinados aspectos que tengan que ver con la actividad desarrollada por privados (banca, seguros, electricidad, agua, salud, educación, transporte, etc. etc.) y un pequeño rol subsidiario en caso sea absolutamente necesario. En materia cultural, el Estado no debe interferir para nada, salvo para apoyar (es decir, no estorbar) iniciativas privadas, sin sesgos ideológicos.
En el plano social, la cuestión es siempre más delicada y espinosa, aquí sí me considero un conservador moderado. Soy un convencido de preservar los valores tradicionales de respeto a la patria unificada, la familia y la religión (respetando -eso sí- todo credo y también a los que no profesan alguno). Paso a desarrollar el detalle.
Respeto toda orientación sexual, no creo en imposiciones de ninguna índole, sobre todo en la denominada “ideología de género”. Estoy a favor de la unión civil entre personas del mismo sexo, no en la adopción de menores.
Sobre la eutanasia, ésta podría llevarse a cabo solo en casos de verificación de un estado irreversible de la persona que padece un mal incurable y decide poner fin a su vida, debiendo aplicarse el concepto de “sedación paliativa”.
En cuanto al siempre polémico y delicado tema del aborto; considerando que la persona es tal y por tanto tiene derechos desde su concepción, ésta práctica solo procederá fijando un tiempo determinado de semanas para llevarla a cabo (como sucede en algunos países y Estados de la Unión americana) y podrá ejecutarse solo si la madre o el feto corren un grave peligro de muerte o el embarazo de una mujer o una menor de edad es producto de una violación, siempre siguiendo escrupulosamente los protocolos sanitarios.
El Estado debe procurar toda la atención a un tema prioritario y fundamental en nuestra sociedad como el del aborto, lamentable e inaceptablemente asociado al de la violencia contra la mujer. Sí soy un convencido que la libertad de la mujer para decidir en este caso no puede ser absoluta, pues lleva a un ser vivo dentro de su cuerpo. Tema, insisto muy delicado, pero que debe tener posiciones firmes y sustentadas.
No sé si lo que haya expuesto sea lo suficientemente explícito en cuanto a mi pensamiento político, económico y social en esta brevísima, incompleta, debatible y muy particular síntesis, pero es lo que hay… con la mejor buena fe. En estos temas, no hay verdades absolutas y los asuntos y posiciones descritas dan para la reflexión y el debate, eso sí, alturado y respetuoso…claro está.