
Aldo Mariátegui tiene una columna diaria en Perú 21 hace muchos años y desde hace un tiempo un programa muy cortito (tres minutos a lo más) en Willax TV a las 10 pm. Hace unos días comentó en ambos espacios sobre la película basada en la novela homónima y emblemática de Alfredo Bryce “Un mundo para Julius”. La cinta, dirigida por la joven cineasta Rossana Diaz Costa (confesa votante de Veronika Mendoza nada menos), fue duramente criticada por Aldo que la consideró tendenciosa y carente de rigurosidad respecto a la obra literaria.
Debo decir en honor a la verdad que el libro -que lo leí hace una punta de años- no fue uno que particularmente me impactara y la película no la he visto, por ello mal haría en comentarla. Tan solo he visto el tráiler, algunas escenas y reseñas sobre la misma. La ácida crítica de Mariátegui -hombre de derecha- ha merecido la compresible reacción de la directora y la solidaridad de sus amigos, la inmensa mayoría de tendencia progresista, quienes no han escatimado insultos, burlas y todo tipo de imprecaciones para con el periodista, quien dicho sea de paso tampoco escatima ninguna oportunidad para darle con palo cada vez que puede a los caviares. Nada nuevo bajo el sol.
Sin embargo, en esta oportunidad debo decir que ambos tienen la razón. Mariátegui al comentar el inocultable sesgo reivindicatorio social de la película –no necesariamente tal en el libro- y la directora y sus seguidores en que una película no tiene por qué ser absolutamente fiel al libro en el que está basado, algo indiscutible…todo director se toma licencias que a veces pueden ser o no del agrado del público.
Ahora bien, hablar en pocas líneas del cine peruano es algo absolutamente imposible, solo diré que sus directores y el mundo en el que se desenvuelven -salvo muy pocas excepciones- sí tienen un rasgo que los identifica y ese es su tendencia progre y de protesta social ¿Tienen derecho hacerlo? Por supuesto que sí ¿Tenemos los que pensamos que ello ocurre decirlo en voz alta? También. Libertad de expresión le dicen y todos felices. Al que le provoque que vaya a ver la película y al que no…hay tanto por ver que la verdad poco o nada importa si no la ven.